Josep Rull: la correa de transmisión de Puigdemont en la campaña

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

ESPAÑA

El exconsejero Josep Rull fue condenado por el Tribunal Supremo a 10 años y 6 meses de prisión y 10 años y 6 meses de inhabilitación absoluta por un delito de sedición
El exconsejero Josep Rull fue condenado por el Tribunal Supremo a 10 años y 6 meses de prisión y 10 años y 6 meses de inhabilitación absoluta por un delito de sedición

El exconsejero y número tres en la lista de Barcelona es quien sustituye al líder de Junts en los debates electorales

29 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Puigdemont lo quiere tener todo bien controlado desde su cuartel general en el sur de Francia. En la distancia, a media hora de su casa en Gerona, el expresidente de la Generalitat dosifica su exposición pública, con actos en los que aparece bien arropado por los suyos, evitando bajar al foso para medirse a sus rivales. Con la excusa de que su regreso a Cataluña todavía no es posible sin ser detenido, mientras la ley de amnistía transita por las Cortes, el candidato de Junts ha delegado su presencia pública en Josep Rull, el número tres por Barcelona. Él fue su cara en el primero de los debates electorales del 12M, el organizado por Pimec, la patronal catalana de las pymes, y lo seguirá haciendo en los que vienen.

Con ello, Puigdemont evita tener que fajarse en los temas concretos (y más ásperos) que afectan a la vida cotidiana de los catalanes, como la sequía, el coste de la vida, el acceso a la vivienda o el trabajo, la ampliación de El Prat, o el controvertido proyecto del macrocasino Hard Rock… De paso, esquiva el cuerpo a cuerpo que le pide a gritos Pere Aragonès, su principal rival en la carrera presidencial, para concentrar su munición en Salvador Illa, y aprovechar el escaso margen de maniobra del socialista catalán, condicionado por las necesidades de Pedro Sánchez en la Moncloa. Si es que este decide al fin seguir.

Rull es la alargada sombra de Puigdemont en suelo catalán. El exconsejero de la Generalitat, sucesor del dialogante Santi Vila en el departamento de Territorio y Sostenibilidad, uno de los de mayor peso en el Ejecutivo, es un hombre bregado en los asuntos mundanos, tan ajenos al eurodiputado en Waterloo, ahora en Argelers. Conoce bien los entresijos de la acción de gobierno, los retrasos en Cercanías, el lío de la B-40 o el corredor mediterráneo, que le enfrentó a la por entonces ministra de Fomento, la popular Ana Pastor, en el último mandato de Puigdemont, antes de ser relevado del cargo en virtud del artículo 155 por proclamar la independencia.

Con una larga trayectoria parlamentaria y en la ejecutiva de la antigua CDC de Jordi Pujol, a la que llegó desde las juventudes de la Joventut Nacionalista de Catalunya (JNC), este abogado nacido en Tarrasa hace 55 años fue uno de los firmantes del decreto que haría posible el referendo de autodeterminación del 2017. A diferencia de Puigdemont, que huyó tras declarar la secesión, su consejero acudió el lunes siguiente a su despacho en el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, en Barcelona. Procesado por rebelión, el Supremo lo acabó condenando por sedición a 10 años y seis meses de prisión e inhabilitación absoluta, dentro de la causa penal contra los 12 líderes del procés. Y dos años después fue indultado.

Ahora, Rull da la cara por Puigdemont en los debates electorales en Cataluña. Lo más probable es que sea el elegido para dirigir el grupo parlamentario, quién sabe si como jefe de la oposición, en caso de que el expresidente cumpla su palabra y abandone la política si no resulta investido.

En Junts son conscientes de que su punto flaco son las promesas incumplidas sobre su regreso, por lo que se esmeran en proclamar a los cuatro vientos que él no será, en ningún caso, un nuevo Torra. «No hay plan b. El único plan, el a, el b y el c se llama Carles Puigdemont», afirmó el propio exconsejero en una entrevista reciente en La Xarxa, al ser interrogado sobre la posibilidad de aspirar a la presidencia si a Puigdemont los plazos de la amnistía no se lo permiten.