El Real Madrid canta el alirón y se proclama campeón de Liga

Redacción AGENCIAS

DEPORTES

JJ Guillén | EFE

El pinchazo del Barcelona en Montilivi, unido a la contundente victoria de los blancos ante el Cádiz, le da a los de Ancelotti su título liguero número 36

04 may 2024 . Actualizado a las 20:33 h.

El Real Madrid es ya campeón de Liga, a falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato. Los de Ancelotti se impusieron primero al al Cádiz (3-0) gracias a los goles de Brahim Díaz en el minuto 51, de Jude Bellingham en el 68 y de Joselu Mato en el 94 y cumplió con su parte de ganar y esperar al resultado del partido entre Girona y Barcelona. El pinchazo de los de Xavi Hernández, que cayeron 4-2 en Montilivi, en un pulso también relevante para la segunda plaza, que da derecho a jugar la Supercopa en Arabia Saudí, fue decisivo y convierte en insalvable la distancia por el título, el número 36 de Liga en la historia blanca. 

El Barcelona golpeó pronto. Con apenas tres minutos consumidos, Christensen puso una ventaja que apenas duraría un minuto. Tras el saque de centro, el Girona igualó por medio de Dovbyk. Las tablas se mantuvieron hasta el añadido del primer tiempo, cuando el colegiado del partido fue requerido por el VAR para revisar un penalti favorable al Barcelona, que acabó señalando y convirtiendo Lewandowski en el 1-2. Pero no estaba todo dicho.

Portu participó en los tres goles

Mediada la segunda parte, en el minuto 65, Artem Dovbyk hizo un pase a los pies de Portu, que dentro del área la cruzó a la esquina inferior derecha poniendo la igualada. Este resultado ya hacía campeón al Madrid. Pero el Girona todavía tenía otra estocada. Con Portu otra vez como protagonista, esta vez como asistente, Gutiérrez hizo el 3-2, y el propio Portu liquidó con el cuarto, que no solo convierte en campeón al Madrid, deja al Girona un punto por encima del Barcelona

Albert Gea | REUTERS

La rotundidad del Madrid

Un gol de Brahim, el futbolista más clarividente de cuantos se dieron cita en el coliseo del Paseo de la Castellana, castigó a un Cádiz que había dispuesto segundos antes de una ocasión inmejorable para adelantarse en las botas de Chris Ramos. La abortó Courtois, de vuelta a la acción casi nueve meses después de romperse el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. El belga, tan inmenso como de costumbre, regresó a tiempo para dejar su impronta en una Liga dominada a placer por su equipo y que tiene como actor estelar a Bellingham. El inglés, suplente ante el Cádiz, saltó en la segunda parte y aún le dio tiempo a reclamar su consiguiente cuota de protagonismo aprovechando una asistencia de Brahim para sentenciar la riña y mostrar su determinación a seguir peleando por el Pichichi. Nacho, el capitán que parece a punto de entregar su brazalete, puso un broche cargado de poesía desencadenando un contragolpe y sirviendo el tercero en bandeja a Joselu para redondear la faena en una tarde que deja al Real Madrid acariciando su trigésimo sexta Liga con la yema de los dedos y al Cádiz asomándose aún más al precipicio.

Se trataba de un compromiso de entreguerras para el Real Madrid, focalizado en la Champions. De ahí que Ancelotti introdujese diez variantes respecto al once que se midió el martes al Bayern. Solo mantuvo de inicio a Nacho, imperial. La gran novedad fue la presencia bajo palos de Courtois. Después de casi nueve meses en el dique seco, el belga necesitaba coger sensaciones y lo cierto es que volvió a ser decisivo evitando un gol de Chris Ramos que podría haber alterado el guion del encuentro.

Lanzó el primer aviso Militao con un disparo lejano que desvió con ciertos apuros Ledesma, guardián de un Cádiz encastillado de entrada en las inmediaciones del área mientras el Real Madrid percutía especialmente por el costado izquierdo, dominio en esta ocasión de Brahim y de Fran García, aunque de forma inane. Con Camavinga en el eje, Modric al mando de las operaciones y Arda Güler dejando pinceladas de la calidad que atesora en el flanco derecho, los blancos asumieron el mando territorial pero les costó encontrar rendijas en la muralla amarilla. Dispuso Mauricio Pellegrino un sólido batallón defensivo que apenas dejaba como verso suelto a Chris Ramos, quien desperdició una buena oportunidad para abrir el marcador en la primera batida ofensiva de un Cádiz que comparecía en el Santiago Bernabéu con la soga al cuello.

Marraría poco después una ocasión aún más clara Sobrino, bien contenido por Nacho después de que Militao perdiese el duelo con el atacante en la divisoria. El recuento de aproximaciones satisfacía a Pellegrino, disconforme, por el contrario, en lo tocante a eficacia. Ni en uno ni en otro apartado encontraba motivos para el regocijo Ancelotti, vigía de un Real Madrid que completó una primera parte de espíritu funcionarial y sin más chispa que la que aportó Brahim.

Intratable

Necesitaba agitar el choque el cuadro local tras el interludio para desbordar a un Cádiz muy solidario en las ayudas y no exento de amenaza. Lo volvió a demostrar Chris Ramos nada más reanudarse el pleito, después de otro error de Militao que permitió al delantero plantarse solo ante Courtois. El cancerbero, como si no hubiese pasado el tiempo, se agigantó para cerrar el paso al ariete antes de que Brahim demostrase, una vez más, que la clase marca la diferencia. El malagueño recogió un pase de Modric, se abrió espacio en una baldosa y soltó un derechazo inapelable a la escuadra. En apenas unos segundos se pasó del probable 0-1 al previsible 1-0.

AFP7 vía Europa Press | EUROPAPRESS

Marcó Brahim, autor después del obsequio que Bellingham recogería para echarle el lazo al litigio con el Cádiz, pero también Courtois anotó su particular gol en el casillero para alimentar el debate sobre quién debería ocupar la portería del Real Madrid en una hipotética final de la Champions. Lograr el acceso a esa cita que tendrá lugar el 1 de junio en Wembley es ya la única preocupación que alimenta una escuadra que ya tiene el campeonato doméstico como patio de recreo y que salió del Bernabéu escuchando el grito de «campeones, campeones» procedente de su hinchada.