Los insultos racistas trascienden el mundo del fútbol y apuntan directamente a la educación

Xosé R. Castro FONDO NORTE

DEPORTES

Mariscal | EFE

28 abr 2024 . Actualizado a las 22:35 h.

El problema no está en los estadios, sino en la sociedad. Los insultos racistas trascienden el mundo del fútbol y apuntan directamente a la educación.

Este tipo de faltas de respeto existieron siempre en este ámbito. Los denunció en su día Kameni, el portero del Málaga; los tuvo que soportar Wilfred cuando defendía la portería de Rayo, y luego vinieron los tiempos del plátano de Dani Alves, que se lo terminó comiendo; Iñaki Williams los sufrió en el año 2020 y los episodios más recientes tuvieron al madridista Vinicius como destinatario. El último capítulo se dirigió a Nico Williams, en el Metropolitano y apuntando a un internacional con la selección española. El motivo del insulto fue algo tan grave para los agresores como ir a sacar un córner y tener un color de piel diferente.

Porque da igual el lugar, la procedencia o el momento, el problema se llama educación. En los colegios, en la sociedad y, por supuesto, y sobre todo, en las propias casas. No se puede decir que España sea un estado racista, pero tampoco lo contrario. Lejos de avanzar, la sociedad involuciona, y a pasos agigantados.

Por eso se necesita una solución de raíz. Comenzando por la concienciación y la educación en todos los ámbitos. Y en este aspecto, el mundo del deporte, y del fútbol en particular, puede hacer mucho. Porque si el balompié desata pasiones y mueve montañas, lo primero que debe hacer es enseñar a sus hinchas, los del hoy y del mañana. Y dejar claro que aquellos que insulten porque el futbolista que saca el córner tiene un color de piel determinado no debe volver a pisar un campo de fútbol. Que en la vida no todo vale.

De lo contrario, si todo se queda en una multa o el típico comunicado de repulsa, nada cambiará. Hace demasiado tiempo que los insultos dejaron de ser algo puntual. Y en este caso no pueden formar parte del decorado.