El último sacramento de Vicente Sampedro, el cura humilde por el que Taragoña se enfrentó a la Iglesia

RIBEIRA

Vicente Sampedro, en una imagen tomada  en el 2010
Vicente Sampedro, en una imagen tomada en el 2010 MARCOS CREO

No cobraba por oficiar bodas, bautizos o funerales y tras  dos años al frente de la parroquia, en 1970 fue trasladado a Sobrado dos Monxes

06 may 2024 . Actualizado a las 10:19 h.

A los 89 años ha fallecido el cura  Vicente Sampedro, a quien la defensa de los valores de libertad y verdad en los que creía le pasaron una factura de la que nunca llegó a recuperarse. Natural de Sirves, perteneciente a la parroquia ribeirense de Olveira, vinculó el origen de su vocación religiosa a las vivencias en su casa y, especialmente, a su abuela Benita, quien lo llevó al seminario cuando tenía 12 años. Nacido en el seno de una familia de labradores, su actividad eclesiástica se posicionó desde el principio al lado de los más desfavorecidos. Su postura firme y rebelde casi propiciaron un cisma parroquial en Taragoña que todavía hoy se recuerda, y que llevó a los vecinos a enfrentarse a la Iglesia para defender a su párroco.

Tras ordenarse cura, Vicente Sampedro ejerció en A Coruña, pero en 1968 fue destinado a la parroquia rianxeira de Taragoña. Allí cambió por completo los hábitos de quien había sido su antecesor durante unas cuatro décadas. Sampedro dejó de cobrar por oficiar bodas, bautizos, funerales y comuniones. En una entrevista concedida a La Voz de Galicia en el 2010 afirmaba: «Taragoña era un pueblo muy castigado por la pobreza en aquel tiempo». Además de no requerir pago alguno comenzó a trabajar una huerta abandonada que estaba junto a la casa del cura para que los vecinos pudieran tener patatas. 

Su rebeldía hizo tambalear los cimientos eclesiásticos, al tiempo que afianzaba las convicciones de los vecinos de Taragoña. Sin embargo, todo cambió en 1970, cuando el Arzobispado le comunicó la decisión de trasladarlo a Sobrado dos Monxes. Los vecinos se opusieron a la marcha del sacerdote. Fue una herida abierta de enfrentamiento con la Iglesia que duró décadas, provocando que años después en Taragoña todavía se manifestase el rechazo realizando enterramientos sin cura o trasladándose a otros templos para recibir los sacramentos.

Vecinos de Taragoña ofrecieron a Vicente Sampedro su casa para vivir, pero él optó por acatar las  órdenes de sus superiores y el 29 de septiembre de 1970 abandonó la localidad a escondidas camino de Sobrado dos Monxes. En su nueva sede quiso dar continuidad a la labor que había emprendido, pero su entereza psicológica estaba minada. Tanto fue así que decidió aislarse y regresar al Sirves de su infancia, al lugar de Bouza, en el que durante 15  años ofició misa. La enfermedad de su madre también le pasó factura y le permitieron celebrar la eucaristía en su casa. 

En una entrevista realizada por Carlos García Bayón en 1997, Vicente Sampedro reconocía que pensó en abandonar: «Un amigo me advirtió que debía considerar el regreso. Medité y, como cuando me ordenaron, me abracé a la Iglesia». Fue así como acabó de párroco en San Pedro de Armentón en Arteixo, hasta que, aquejado por problemas de riego decidió regresar  a su casa natal en Oleiros. Allí residió con su hermano y su cuñada. Hasta que pudo celebró misa en la capilla de las monjas de Oleiros y en la de Sirves. En el 2010, con motivo de la celebración de sus 50 años como sacerdote, amigos y familiares le tributaron un homenaje al que no faltaron vecinos de Taragoña.

Sus restos mortales, velados en el tanatorio Los Dolores de Ribeira recibieron sepultura en el cementerio de Santa María de Olveira Ribeira) y esta tarde tendrá lugar un funeral, a las 17.00 horas en la iglesia parroquial.